A mitad de año estuve en Paipa, Boyacá. Llegamos luego de montar en avión desde Medellín hasta Bogotá, y tomar un bus de dos pisos.
En Paipa llegué a la casa de mis abuelos. Ellos viven en una finca donde tienen muchos animalitos a los que me gusta darles comida.
Allá fuimos también a las piscinas termales que son muy buenas para nadar y jugar en ellas porque son calienticas. Hay un lugar que se llama el Pantano de Vargas que es muy importante en la historia de Colombia.
En Boyacá también conocí Nobsa, donde hacen muchas cosas de lana: cobijas, guantes, gorros, bufandas, sacos y ruanas con muchos colores. En el parque hay una oveja muy grande de madera donde uno se pude meter. Ese es uno de los símbolos del pueblo.